¡FUERA DE CONTROL!

Por Gloria Cruz

Esta semana he sido testigo de algunas actitudes que me han dejado perpleja.

La primera fue  viajando en autobús. En una rotonda el taxi se cruzó en el camino del autobús, lo que hizo que este tuviera que frenar bruscamente. En lugar de pedirse disculpas, los dos conductores se empezaron a insultar y después de unas cuantas palabrotas  el taxista sacó una barra de hierro e iba  decidido a pegar al conductor del autobús.

La segunda fue en un parque. Un hombre iba paseando con varios niños, de repente uno de los niños empezó a dar patadas a uno de los carteles y tratar de arrancarlo a lo que se sumaron otros niños, sin que el adulto corrigiera realmente la situación.

¿Qué es lo que causa esta agresividad?

La agresividad hoy en día se puede ver entre parejas, en los niños, en el trabajo, se está convirtiendo en algo habitual y normal. ¿Cómo llegamos a este punto si consideramos que la convivencia es mucho más fácil si  respetamos, mostramos consideración, nos comunicamos y que nosotros somos más felices si vivimos en un ambiente pacífico?¿Porqué dejamos que esta actitud se apodere de nosotros?

Si investigamos en las estadísticas, todas concuerdan que el nivel de estrés y agresividad va en aumento y las causas pueden ser:

1. La masificación urbana. Una vida alejada de la naturaleza que nos pone cada día en situaciones estresantes como puede ser: el tráfico, ruido, contaminación, colas de gente para ir a comprar, el vecino de arriba o el de abajo. Seguro que puedes pensar en muchas más.
2. Un futuro económico sombrío. Angustia y preocupación por no saber si tendremos trabajo o tener que trabajar más horas para poder cubrir gastos o a veces necesidades que nos hemos impuesto más allá de lo básico.
3. Los medios informativos. Generalmente las noticias que vemos son siempre negativas y nos infunden temor e inseguridad. Las películas o libros que vemos y leemos….. Todo esto va creando una forma de pensar y de reaccionar en nosotros, que aunque no nos damos cuenta nos va moldeando. “Somos lo que comemos y también somos lo que leemos y vemos”.
4. La educación que recibimos de nuestros padres. Si nosotros no tenemos claro cuales son nuestros valores, no tendremos nada claro lo que queremos transmitir a nuestros hijos y entonces dejaremos de corregir las conductas de ellos. Los niños copian lo que ven, si el niño tiene una conducta agresiva es porque la ha aprendido en casa, en la escuela o en la tele.
5. Una pérdida de valores debido a todo lo anterior. Lo que nosotros tenemos en nuestro interior, nuestras creencias básicas se manifiestan en situaciones críticas. Decidimos que en ninguna situación nos vamos a rebajar y nadíe se nos va a poner por encima, pase lo que que pase. Nuestro enfoque es en tener la razón, no en guardar la convivencia.

¿Qué podemos hacer para controlar nuestra agresividad aún en medio de circunstancias adversas?

Primero tienes que reconocer que tienes un problema y que necesitas corregirlo, de lo contrario tu vida y la de los que te rodean se verá muy afectada negativamente. Interiorízate y reconoce qué es lo que te está haciendo estar tan estresado y corrígelo. Quizás vas a necesitar la ayuda de un profesional, como puede ser un Life Coach o un Sicólogo, que te ayude a visualizar el problema.

Tienes que aprender a RESPONDER y no A REACCIONAR. Cuando respondes, das una solución al problema, generalmente lo haces con una mente y espíritu calmados. Cuando reaccionas lo haces en el calentamiento del momento sin pensar y el resultado puede ser nefasto.

Para poder tener esa serenidad y control de tus reacciones, tienes que trabajar en ello. Generalmente se requiere un cambio en el estilo de vida y un cambio interior de creencias, de mentalidad. Algunas cosas que te pueden ayudar son:

• Aprende a relajarte. Haz ejercicios de meditación, yoga, oración, etc.
• Modifica tus expectativas.  Quizás son demasiado elevadas y tienes que modificarlas para vivir con menos estrés.
• Haz ejercicio, ten un pasatiempo, lleva una dieta equilibrada, duerme las horas que necesitas.
• Lee y ve cosas que sean positivas y que te aporten un aprendizaje positivo. Evita todo lo demás que no aporta valores positivos.

¡Todos nos enojamos en alguna ocasión, pero podemos decidir cómo vamos a expresar ese enojo!

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