Un corazón alegre hermosea el rostro y transforma a todo el que toca

¡Ámate!

Por Gloria Cruz

Mi amiga me dijo: “estoy aprendiendo a aceptarme como soy en lugar de siempre compararme con otras personas y sentirme que yo no tengo tantos talentos. Y ¡si alguien me va a querer tiene que ser porque le gusto tal como soy!” Yo aplaudí esta declaración y me puse a reflexionar en una de las frases de Jesús “ama a tu prójimo como a ti mismo” y pensé: ¿Cómo podemos amar a otra persona si no nos amamos a nosotros mismos, si nuestra autoestima está por los suelos, si no nos apreciamos y respetamos? 

Creo que aquí podemos encontrar la raíz de algunos de nuestros complejos y fobias. Nuestra autoestima está muy baja cuando no sabemos apreciar la creación tan maravillosa que somos. Cada uno de nosotros somos únicos, hasta los gemelos tienen las huellas dactilares diferentes, SOMOS ÚNICOS y desde antes de nacer se nos ha otorgado una serie de fortalezas y debilidades que cuando las ponemos en la balanza hacen de nosotros la persona que somos. Claro de nosotros depende de que en la vida desarrollemos más una cosa que otra y ahí es donde entra nuestro libre albedrío, poder de decisión y de voluntad para encaminar nuestras vidas de una forma y otra.

El problema es cuando dejamos de ver que somos una creación de Dios magnífica y perfecta y comenzamos a compararnos con otras personas o situaciones que según los estándares de la sociedad son más exitosos que nosotros. Por ejemplo en lo físico podría ser compararnos con los figurines de moda y al querer ser como ellos entrar en una carrera suicida. O puede ser que envidiemos el éxito de otra persona. La presión social es tan grande que acabamos pasando nuestra vida tratando de ser alguien que no somos lo cual nos lleva a una constante infelicidad. 

¿Qué podemos hacer al respecto? 
  1. Antes que nada cambiar nuestra escala de valores y darle más importancia a lo que es esencial en la vida. Para y reflexiona en que es lo más importante para ti: ¿La figura o la salud? ¿Qué te quieran por tu físico o por tu interior? ¿El dinero o la tranquilidad? ¿La familia o el trabajo?
  2. Cree que eres un hijo/a de Dios y eso te hace muy ESPECIAL. El te ha creado con mucho amor desde que estabas en el vientre de tu madre y El te ama.
  3. Haz una lista de tus puntos fuertes y enfócate en ellos. No te enfoques en lo que te falta pero en lo que SI tienes y en todo lo que puedes hacer con esos talentos. Tenemos que reconocer nuestras flaquezas para poder superarlas o tenerlas bajo control, pero no te enfoques en ellas.
  4. Agradece por todo lo bueno que tienes. En cualquier situación que estés siempre hay algo positivo por lo que puedes agradecer. Pasa un tiempo a diario dando gracias por cada órgano de tu cuerpo que funciona y por la forma en que has sido hecho.
 ¡EL MUNDO NO SERIA IGUAL SI TU NO ESTUVIERAS EN EL!
Solamente cuando tú estés bien podrás alargar  la mano para amar a tu prójimo, sabrás cómo hacerlo y te convertirás en una influencia positiva para los demás y de esa forma cambiarás el mundo. ¡El cambio comienza dentro de ti dejando entrar la luz y el amor de Dios! 

Artículo publicado  en la revista Conéctate Febrero 2014

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